Fundar una familia, crear un negocio y/o invertir en un bien, no solo significa
comprometerse con un proyecto de vida sino que implica sentir un instinto de
protección. Dentro de esos proyectos se pueden incluir algunos como: proveer a los
hijos de una carrera, contar con un patrimonio para la vejez, tener un negocio propio y
en general; poseer la capacidad económica de enfrentar cualquier desavenencia.
Para ello contamos con un plan de vida que nos permite tener y desarrollar un trabajo
tal que sea posible, al menos económicamente sacar a flote esos proyectos. Sin embargo
existen amenazas latentes llamadas riesgos que pueden truncar dichos proyectos. Esos
supuestos pueden ser enfermedades, accidentes, robos, estados de incapacidad y/o
incluso la muerte.
Ante esos posibles supuestos, lo mejor sería estar preparado y la forma más sencilla de
hacerlo es contando con el Asesoramiento de un Corredor de Seguros, y poder aliviar
económicamente las consecuencias de los mismos.
Es importante asegurarse, ya que de esta forma se pueden contrarrestar los efectos
que ciertas contingencias pueden generar dentro de nuestras vidas. En una situación
desafortunada, el dinero pagado por un seguro representa una inversión por nuestra
seguridad y tranquilidad.
En resumen, un seguro es una herramienta muy valiosa para la previsión y protección de
lo que más queremos de la vida.